Gobernar es comunicar de German Caicedo Prado propone un modelo de gestión comunicacional de los actores relacionados al Estado. De tal manera que cada institución, alcaldía, gobernación y corporación cumpla un rol y se comunique estratégicamente. Caicedo expone dos factores que lo llevaron a escribir esta producción académica.
El primero, la insuficiencia académica en los pregrados de comunicación en Colombia. Para Caicedo, los programas de estudio de dicha área se enfocan en la construcción de marcas del sector privado. Entonces, se está ante una ausencia del estudio de la comunicación gubernamental y en este sentido: ante un sesgo en la práctica.
La segunda característica que expone el autor es el cúmulo de experiencia al trabajar por más de una década con instituciones públicas. Ligado a esto, la necesidad de que organismos cercanos al Estado transmitan mensajes claros y concisos para los ciudadanos.
En síntesis, el modelo de gestión comunicacional propuesto por Caicedo se vale de tres ejes, la institución, la ley y la sociedad. Para él, ningún plan de comunicación puede ser exitoso si se deja atrás uno de estos ítems. Es más, debe ser íntegro en cada eje, no tener fallos.
En cuanto a la institución y su contacto con la realidad social es el objetivo de todo comunicador. Para ello, ha de tener destrezas en el análisis de la población y la implementación de planes de comunicación. También, debe ser sensato a la hora de hacer un balance entre la capacidad de gestión de la institución, su nivel operativo y sus presupuestos.
Por lo que concierne a la ley, esta puede ser utilizada a favor de cualquier institución y su comunicación. Al conocerla, comprenderla y cumplirla se evitan futuras crisis de opinión y se aumenta la reputación.
En consideración al eje social, apunta a que, cualquier producto de la institución, desde políticas públicas hasta planes de comunicación deben atender a una lógica general y no particular. Se debe omitir en cierta medida los intereses políticos y económicos de grupos de presión muy puntuales y se debe inclinar a la lógica social.
Además de estos ítems, el modelo de gestión comunicacional de Germán Caicedo también propone un cambio en la forma de entender el trabajo del comunicador. Para empezar, propone que las instituciones lo doten de herramientas de trabajo eficaces. A su vez, focalizar su qué hacer no solo en temas coyunturales sino darle un tinte de largo alcance en pro de la imagen del conjunto de instituciones.
Este tinte de largo alcance va relacionado a la creación y ubicación de espacios donde el Estado se puede y se debe comunicar con los ciudadanos. En este sentido, Caicedo divide su obra en tres apartados, dotándolos tanto de su experiencia práctica como teórica.
Para iniciar, expone teoría y reflexiones propias que permiten comprender la importancia de la comunicación institucional. Con base en la investigación cualitativa hace alusión al tema de la negatividad cuando se persuade a la opinión pública y los resultados nefastos que pueden ocurrir.
El segundo apartado se enfoca en el terreno que se debe abonar para que la comunicación del gobierno funcione como un cerebro. Cada miembro debe cumplir una una labor específica, funcional y vital para otro miembro. Se debe hacer una lectura del aparato burocrático y desplegar un sistema de comunicación regional eficiente.
En cuanto al tercer apartado es quizá el más completo. Este cuenta con 4 manuales que enseñan sobre la identidad visual, la comunicación interna, la comunicación externa y las relaciones interinstitucionales. Esta obra, sin duda alguna, permite comprender el rol del comunicador en sistemas institucionales complejos. Además, sugiere un norte ético en toda acción y aportar valor social en la práctica comunicativa.